El ejercicio físico es sin duda una actividad que nos ayuda a mantenernos y sentirnos
mejor. Puede ayudarnos a prevenir problemas de salud y mejorar algunos de los que
padezcamos.
En el envejecimiento se producen una serie de modificaciones y pérdidas que, por sí
mismas, no justifican el cese de la actividad física y la aparición de la inactividad, solo
justificarían tener que adaptar el ejercicio a la condición física personal y al paso del
tiempo. ¿Sabías que…? A partir de los 30 empezamos a degenerarnos y perder capacidades.
Los adultos mayores inactivos pierden capacidad fundamentalmente en cuatro áreas,
que son esenciales para conservar la salud y su autonomía como son: la resistencia, la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad.
El deterioro tanto del equilibrio como de la fuerza provoca caídas y el deterioro tanto de la fuerza como de la resistencia produce pérdida de la masa muscular.
Esta situación podría evitarse, e incluso una vez que acontece revertir a través del ejercicio físico. Los beneficios de realizar ejercicio físico son los siguientes:
- Reduce el riesgo de mortalidad y discapacidad.
- Mejora la salud mental, se asocia con integración social, mejora niveles de ansiedad y depresión.
- Reduce el peso corporal.
- Mejora la fuerza muscular.
- Disminuye los niveles de estrógeno y de colesterol LDL.
- Reduce la probabilidad de caídas (y de lesiones asociadas a las caídas)
- Mejora la función física en general, retrasa la discapacidad.
- Incrementa la masa, la potencia y la fuerza muscular-tendinosa.
- Mejora ligeramente la capacidad cardiorrespiratoria.
- Aumenta la densidad mineral ósea (protección descalcificación ósea).
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